Al igual que lo hizo Conchita Velasco hizo en los 60 con su mítica canción, con la que nuestros padres bailaron locamente, ahora ha aparecido otra ye-ye, aunque esta vez no es una chica, sino una academia, nuestra academia de la lengua, que se supone que está aquí para ayudarnos, en vez de volvernos locos. La nueva Academia de la Lengua Española, aka La Academia «Ye-Ye» lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a anunciar cambios que parecen ir en contra de todo lo que nos han hecho creer en estos últimos 30-50 años y, de paso, ha llevado a una revolución de los lingüistas, que nos lo estamos pasando pipa con todo esto J
Imagino que ya todos estáis al día de lo que ha pasa, pero haré un resumillo para los que estén perdidos.
El País anunció el pasado 5 de noviembre que iban a publicar un nuevo libro de ortografía con algunos cambios que, supuestamente, deberían crear una ortografía «razonada y exhaustiva pero simple y legible». Y, sobre todo, «coherente» con los usos de los hablantes y las reglas gramaticales». Algunos de los cambios que El País mencionó fueron los siguientes:
- Cambios en nombres de letras: «i griega» pasa a ser «ye», la «b alta» será solo «b» y la «b baja» será «v».
- Eliminación de letras: «ch» y «ll» dejan de ser letras del abecedario y pasan a ser solo dígrafos.
- Algunas tildes diacríticas son opcionales: tanto solo como los pronombres demostrativos ya no llevarán tilde, aunque ello pueda inducir a confusión, pero, se puede dejar.
- Los monosílabos no llevarán tilde: aún quedaban algunos monosílabos que llevaban tilde, porque en algunos lugares, se pronunciaban con hiato. Ahora todos aquellos que no sean diacríticos, perderán el acento.
- La o entre números no precisa de acento: antes era obligatorio tildar la letra o entre dos números, para no confundirla con un cero. Ahora no hace falta.
- La Q desaparece de algunas palabras: a partir de ahora, escribiremos Catar e Irak para esos dos países de Oriente Próximo, y en las reuniones habrá solo cuórum.
Hasta aquí, lo que ya muchos de vosotros habéis escrito y leído en montones de blogs y bitácoras. Pero a mí me gustaría ir más allá y hacer una reflexión y ver si estos cambios eran realmente necesarios. También me gustaría conocer qué cambios creéis que son muchísimo más importantes y deberían haberse centrado en ellos. De todas formas, tengo una de esas preguntas retóricas que llevo varios días formulándome y que me autocontestado yo misma: ¿para qué necesitamos un libro entero de ortografía si solo hay algunos cambios? Pues muy fácil: dinero.
Pasemos al análisis de los cambios:
a) El tema de la «b» y la «v»: en España ya llamábamos así a estas letras, aunque lo de «alta» y «baja» (o «larga» y «corta», según en qué casos) se usaba en Latinoamérica. Pero es que mi madre, salmantina de toda la vida, también las llama «b larga» y «b corta», que fue así como se lo enseñaron en el colegio, allá por los 50. Y no nos olvidemos de la «ye». ¿Qué problema tenían con la «i griega»? En el resto de idiomas procedente del latín, se llama así, y a nadie se le ha ocurrido cambiarla: en catalán, «i grega»; en gallego y en portugués, «i grego»; «en francés, «i grec»; en italiano, «i greca»; y en rumano, no estoy segura, pero Mr. Wikipedia parece decir que lo llaman «Ípsilon». Ah, que quieren unificarlo, para que todo sea más bonito y lo digamos todos igual. Pero, a ver, señores académicos, ¿qué más da si tienen un nombre diferente si, al hablar, nos entendemos? ¿De verdad es tan importante cambiar el nombre de una letra?
¿De verdad es tan necesario igualar hasta tal punto un idioma? ¿O acaso los baleares y hablantes del valenciano vamos a tener que adoptar el confuso sistema de decir la hora catalán, aunque ahora nos entendamos perfectamente? Mientras nos entendamos, da igual qué nombre reciban. Y lo bonito del idioma español es, precisamente, esa diferencia que tenemos entre el español de los diferentes países.
b) ¡Dame una Che! ¡Dame una Elle! CHE-LLE: parece ser que la Academia ya consideró estas letras como dígrafos («signos ortográficos de dos letras») en 1999, pero «se les olvidó» quitarlas del abecedario, así que, las quitan ahora. ¡Qué diver! Pues no sé, a mí hace ya muchos años que, a pesar de haberme aprendido el abecedario como «a, be, ce, che, de, e… ele, elle, eme…», la «ch» y la «ll» ya no se incluían. A mi novio, que está aprendiendo español, le incluyeron la «ch» pero no la «ll» en el abecedario. Así que, parece ser que los profesores son más listos que los propios de la Academia.
c) Las tildes diacríticas me confunden… aún más: o sea, primero nos decían que sí que había que ponerla, siempre, «cuando se pueda sustituir por solamente». Eso me lo dijeron en el cole, el instituto, y hasta en la universidad, a pesar de que (¡me acabo de enterar!), «la RAE lleva décadas predicando con el ejemplo y desde 1960, en sus publicaciones no pone tilde ni a solo ni a los demostrativos». ¿Y «pa qué» tardáis tanto en contárnoslo? ¿Era necesario crear una regla en 1999, de la que no me enteré hasta el 2008, y que, en el momento en que consigo acostumbrarme a ella, me la volváis a cambiar? ¿No habría sido más fácil habérselo contado a todo el mundo en 1960 y, así, mis profes desde EGB se hubiesen evitado darme el coñazo con lo de «solamente»?
d) ¿Eres monosílabo, hiato o diacrítico?: a pesar de que en 1959 se eliminaron las tildes de los monosílabos (es por eso que nuestros padres siguen acentuando fue, fui, dio, fie), parece que se dejaron unos cuantos sin eliminar, porque en algunos países de Latinoamérica, pronunciaban estas palabras como hiatos. Así pues, guion, hui, riais, Sion, truhan y fie, no deberán llevar acento, y si los pones, es una falta de ortografía. Pero yo sigo sin entenderlo. O sea, que alguien pronuncia guion como hiato, ¿y el acento va en la o? Si un caso, deberían haberlo escrito como «guíon», que para algo es como lo pronuncian. Que es precisamente lo que le pasa a «fie» (pasado de fiar, yo fie), que también tiene su forma en hiato: «fíe» (subjuntivo de fiar, él fíe). O sea, que, nos obligaban a todos a escribirlo mal, en vez de hacer que, aquellos que lo pronunciaban distinto, cambiasen su forma de escribir y le pusiesen acento al hiato o, simplemente, escribiesen «la otra opción», sin el acento, que es como estaría bien. Diría que esta es la única regla nueva con la que estoy totalmente de acuerdo pero, para mí, llega 50 años tarde. Con lo fácil que habría sido en 1959 decir: los monosílabos no llevan nunca acento, a menos que puedan confundirse. Y punto pelota.
e) Prefiero que me toquen 2o3 millones en la loto, que 2 ó 3: menuda metida de gamba. O sea, que ahora solo podremos escribir con el ordenador y con algunas fuentes porque no podemos acentuar esa o entre dos números que, en muchos casos se seguirá confundiendo. Porque, ¿qué pasa con la gente que escribe cartas a mano? ¿Qué pasa si mi jefe me deja una nota en un post-it para que compre 2 o 3 coches a ese cliente tan importante? Según dicen, «los teclados de ordenador han eliminado "el peligro de confundir la letra o con la cifra cero, de tamaño mayor». ¿Lo habéis probado con las cerca de 100 fuentes (o más) que existen? Porque yo he visto muchas veces esa o sin tilde entre dos números en videojuegos, sitios web, teléfonos, etc., y os aseguro que es muy fácil confundirlo con el 0 («cero»).
f) Catar en Catar o en Irak, todo decidido por cuórum: la otra cagada del siglo. Y ya no porque cumpla o no con las reglas tipográficas (la q se usa como fonema de |k| solo acompañado de u), sino porque la escritura de Qatar e Iraq tienen una historia a sus espaldas. Lo del cuórum aún puedo aceptarlo, puesto que es una adaptación de la forma latina (por cierto, que la RAE aún no lo ha incluido en su diccionario en línea). Sin embargo, puestos a adaptar, ¿no debería ser cuoro, como pasa con currículum/currículo? Por otro lado, en el caso de los países, los hemos escrito igual que el original desde tiempos inmemorables, me parece una burrada tener que cambiarlos ahora… Y encima, no cambiar los otros millones de nombres de ciudades extranjeras que tampoco cumplen con las reglas ortotipográficas. Además, si tanto se ponen con las reglas ortotipográficas, Catar es llana no acabada ni en vocal, ni en «n» ni en «s»... ¿Entonces? ¿No debería llevar tilde? ¡Debería ser Cátar! ¡Menuda incongruencia! Resulta que habéis puesto la excusa de la «ortotipografía», pero se os ha olvidado el punto más importante. Para más respuestas a preguntas sin responder, leed este artículo, que explica perfectamente por qué deberíamos negarnos todos juntos a aceptar escribir Catar e Irak (aunque esta última no me parece tan estrambótica).
Ahora, que levante la mano quien creo que habría sido mucho más útil que se hubiesen dedicado a hacer un libro de estilo. O una lista con todos los países y ciudades que NO se escriben como el original o como el inglés, porque tienen una, sí, pero está incompleta y solo incluye las capitales de países, pero no otras ciudades importantes que, históricamente, se han escrito traducidas. O a lo mejor podrían incluir de una puñetera vez en su versión en línea las reglas sobre el uso de la cursiva, que nunca las encuentro. O podrían, de hecho, dedicarse a hacer un sitio web de consulta mucho mejor, que ahora mismo, si estás en la RAE, buscando una palabra, tienes que volver a la página de inicio para poder pasarte al panahispánico. Y al revés. Y la dirección URL no te da la palabra que está en pantalla ahora mismo sino la primera que buscaste, así que, si quieres enviarle a alguien el enlace, tienes que volver al inicio, escribir la palabra y copiar la URL.
Yo creo que deberían haberse dedicado a ayudarnos a los que necesitamos usar la lengua en el día a día, y también a aquellos que quieren aprender a escribir bien, en vez de ponernos más trabas. O, si no, deberíamos hacer como los argentinos, que han decidido que, a pesar de lo que la Academia (ye-ye) diga, van a hacer lo que les venga en gana. Y bien que hacen.
¿Soy la única que opina así?