jueves, 17 de noviembre de 2011

If you are Lost in Translation... Find a way out!

Tras varios años frustrándome con algunos textos que me han mandado traducir, y tras varias semanas intentando hacer entender al cliente con el que estoy colaborando como consultor lingüístico que hay muchas cosas de la cultura inglesa que no pueden traspasarse a la cultura española, quería explicaros unos truquitos que llevo poniendo en práctica desde hace un tiempo y que me han ayudado mucho.

Imaginaos que os acaban de asignar un proyecto que tiene muy buena pinta, con un volumen bastante majo. Echáis un vistazo al texto y parece que no será muy difícil, así que, aceptáis y, cuando os confirman el proyecto, os ponéis manos a la obra. Cuando estáis bien metidos en el ajo, empezáis a ver cosas raras en el texto de partida, cosas raras que, en algunos puntos, rozan lo incomprensible. ¿Qué haces?:


1. Informar a la agencia/cliente de que el texto original necesita un buen repaso.

Seguramente no funcione, pero por lo menos te cubres las espaldas: si el texto desde el que traduces no es lo suficientemente bueno, será difícil que nuestras traducciones lo sean (que puede ser que sí se consiga, claro). Si el original es una traducción de otro idioma y el cliente no se ha molestado siquiera a pagar a un corrector para que lo corrija, poco podemos hacer, más que avisar al cliente de que el estado del texto no es de la calidad esperada y nos va a llevar muchos problemas. De esta forma, si hubiese alguna traducción equivocada o demasiado alejada del original sin traducir, al menos hemos avisado. Si el cliente es directo y el texto que os han pasado es el original que ellos mismos han creado, este aviso podría llevarles a que alguien en el desarrollador se dedique a repasar el texto y cambiar todo eso que no es correcto, de forma que les ayudaría a mejorar el juego en sí (vamos, a hacer un control de calidad como dios manda).


2. Preguntar, preguntar, preguntar.

Si no se pregunta, no se sabe, y es de sabios enseñar al que no sabe. Así que, siempre que haya algo que no entendáis, bien por desconocimiento vuestro de la cultura o jerga, bien porque el creador del texto haya decidido inventarse términos para que suene más cool, o bien porque, simplemente, el texto que os han dado es la traducción de otro texto original y no ha pasado por ningún corrector, lo mejor que hay que hacer es preguntar al cliente. Muchos desarrolladores están ya acostumbrados al documento de «queries» con las preguntas de los localizadores.

Pero ojo, también hay que saber preguntar. Los desarrolladores van siempre con prisas. Siempre. Aunque no es culpa de los localizadores que algo no esté lo suficientemente claro o que sea imposible traducir sin perder el juego de palabras, por nuestro bien, es mejor ponérselo lo más fácil posible al desarrollador (o al que reciba esas preguntas). Si simplemente les hacemos la pregunta típica de «¿qué es esto?», nos arriesgamos a que no entiendan por qué se lo preguntamos, o qué es lo que no entendemos exactamente, y nos respondan cualquier cosa. Por ejemplo, muchas veces me ha ocurrido que me he encontrado con una opción de un menú de juego que no sabía para qué era, y preguntaba: «What is this for?» y, en vez de explicarme qué hacía esa opción si el jugador la seleccionaba, me contestaron, simplemente, que eso era una opción del menú... Ya, eso ya lo sabía, señores. Muchas thankius... *insertar cara de circunstancia* Cuando esto ocurría, tenía que volver a preguntarles (por suerte, casi siempre es una de esas preguntas que todos los localizadores tenemos). Por supuesto, si les damos varias opciones, también nos arriesgamos a que nos contesten con un simple «Yes» o «No», y piensas que es mejor levantarte y darte cabezazos contra la pared. Pero dar opciones será siempre mejor que dejar que el desarrollador adivine dónde está el problema, ya que ayudará a que el cliente entienda nuestra duda.


3. Pedir el texto en el idioma original del que nuestro texto fuente se había traducido

Pongamos que el texto original se escribió, por ejemplo, en francés y el desarrollador o la agencia lo ha traducido primero al inglés y, después, se lo ha enviado a los diferentes traductores para que lo traduzcan a sus respectivas lenguas. Si el texto que nos dan como texto fuente no es de calidad y nos plantea problemas, es mejor asegurarse de que lo estamos haciendo bien teniendo el primer original como referencia. Vale, puede que no sepamos francés (como es mi caso), pero la proximidad del francés con el español nos puede ayudar muchas veces a adivinar lo que dice el texto, o incluso cosas tan sencillas como diferenciar un infinitivo (insérer) de un imperativo (insérez) de un participio (inséré). Por ejemplo, en una localización que hice para un videojuego de «vida sana», cuando explicaba los grupos de alimentos comentaba que los carbohidratos se podrían conseguir de «bread, noodles and rice» (pan, fideos y arroz). Al principio me pareció raro que hablase solo de noodles (fideos), pero pensé que, a lo mejor, en algún punto del juego recomendaba tomar solo ese tipo de pasta. Pero seguí traduciendo y seguía apareciendo noodles, rice and bread como alimentos básicos. Entonces, se me encendió la bombilla. El videojuego se había hecho originalmente en alemán y, en este idioma, Nudeln es el término que designa cualquier tipo de pasta, no solo los fideos. Así pues, se lo comenté al cliente y le expliqué que creía que había un fallo en el inglés que era bastante importante, y me dijeron que sí, que cuando en el juego alemán decían «Nudeln» no se referían solo a fideos, sino a toda la pasta en general (también me agradecieron que me hubiese dado cuenta y me dijeron que lo cambiarían). Pero allí no acabó la cosa. Llegó un momento en el que había partes por traducir con unas estructuras sintácticas de lo más variopinta y con muy poco sentido, por no hablar de que todos y cada unos de los sustantivos estaban en mayúsculas. Lo que más me llamó la atención fue que, en algunas ocasiones, el verbo estaba al final de la frase. Para cualquiera que sepa alemán (aunque sea un poquitín), se trata de una alarma llamativa de que el texto se ha traducido literalmente del alemán. Fue entonces cuando decidí pedir al cliente que, si no les importaba, me pasasen el original en alemán. Sí, mi nivel de alemán no me permite traducir directamente, pero con un buen diccionario y algo de imaginación era suficiente como para saber hacia qué lado se inclinaba la balanza. Y si no, siempre podéis hablar con Mr G Translator: a veces nos puede ayudar a tener ese «extra» de imaginación.


4. Pedir, si puede ser, el contacto del corrector o de los localizadores de otros idiomas.

Muchas veces podemos atascarnos con algún texto, ya no por nuestra incapacidad para traducir, sino porque vemos las cosas desde un solo punto de vista. Al igual que cuatro ojos ven mejor que dos, dos mentes traductoras pensantes trabajan mejor que una sola. Con uno de los clientes con los que trabajo, utilizo una herramienta online que me permite también ver las traducciones de los otros traductores (y ellos también ven las mías), aunque también esto suponga, a veces, un problema. Sin embargo, gracias a esta visibilidad, los traductores podemos ver qué han pensado el resto si tenemos alguna duda. Por ejemplo, con términos ingleses como «game», el francés, italiano y español deberían de coincidir en la traducción: jeu/gioco/juego o partie/partita/partida. Sé que no es fácil que una agencia te dé las traducciones de otros idiomas, pero tal vez sí que lo hagan al final, si no son demasiado grandes y si no tienen demasiada prisa. Si no, siempre podéis preguntar directamente que os digan qué han hecho los otros traductores (esto también lo he hecho y, casi siempre, te ayudan).

También es conveniente tener contacto con el que nos va a corregir, no solo para ponernos de acuerdo con la traducción de ciertos términos, sino para preguntar cualquier duda que se tenga con el texto original. Por supuesto, el contacto también puede ser recíproco: cuando el corrector haya acabado de corregir, nos puede enviar la corrección para así nosotros poder aprender de nuestros errores.


5. Preguntar a un nativo

Si habéis probado lo de enviar las preguntas y el cliente tarda en responder, o resulta que no hay ningún corrector (que también puede pasar), podéis probar de preguntar las dudas que tenéis a un nativo. Eso sí, sin pasarse, o se pueden hartar. ;) Como muchos sabéis, mi pareja es inglesa. A él acudo siempre que tengo alguna duda con el original inglés si creo que el término o frase en cuestión podría ser jerga o una expresión que no tiene traducción literal. La mayoría de las veces, me ayuda. Otras, ni siquiera él entiende el significado (pobrecito, tampoco es su culpa), pero sí que me ayuda muchas veces a ver el texto desde el punto de vista de un nativo, y no del de un traductor. Y creo que eso es muy importante cuando traducimos, porque tenemos que entender la cultura original, no solo el texto en sí.

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Seguro que muchos usáis algunos (o todos) estos trucos, y seguro que también me dejo muchos otros, pero creo que con estos cinco (más la hoja de preguntas y respuestas) tenéis un gran porcentaje de acertar. ¿Alguno de vosotros tiene algún truco que quiera compartir? Somos todos ojos.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Happy Birthday!

Esta misma mañana me llegó el aviso al correo de que Isabel García Cutillas tenía nueva entrada en su bitácora. Entré para leerla y no fue hasta que leí que la bitácora había cumplido ya un año que me di cuenta de que la mía también. El 27 de octubre hizo ¡UN AÑO! El tiempo pasa volando no, lo siguiente. En este año ha ocurrido de todo, y seguramente es por eso por lo que no me he dado cuenta de que ya ha pasado. Me siento como si hubiese estado en un sueño de esos agradables, pero que, cuando te despiertas, solo conservas algunas imágenes vagas, como fotografías vistas tiempo atrás, y la sensación de que el sueño ha sido muy bueno (vamos, como soñar que Brad Pitt te dice que ha dejado a Angelina Jolie y que quiere ser el padre de tus hijos).

En este tiempo, además de conocer a una lista imposible de recordar de gente increíble (y alguno no tanto, claro... No se pueden hacer amigos sin tener enemigos) y descubrir que hay vida más allá del espacio que ocupa mi «oficina» (que no es más que una mesa y un portátil, de momento), he aprendido mucho y he descubierto que no hace falta tener tres maestrías, dos doctorados y un año de Erasmus para poder hacer una presentación delante de cien personas y que, además de parecer que les entretiene, se ríen, no me tiran tomates y, lo mejor de todo: descubren cosas. Y esa sensación de ver que le abro la mente a muchos es lo que me lleva a haberme tirado cuesta abajo y sin frenos a escribir, publicar noticias, redactar artículos, ir a congresos, dar charlas y todo aquello que se precie.


Echo la vista atrás, al 2004, cuando, ¡oh, pobre de mí!, llegué de mi isla paradisíaca a esta ciudad, una tarde fría de otoño (yo, helada y con ropa de verano), con no más que una maleta y mi edredón (por si acaso) colgando de las manos y mucha ilusión (eso sí), y pienso: si hubiese descubierto Twitter por entonces y hubiese tenido internet en casa, ¿dónde estaría ahora? Bueno, seguramente, donde estoy, pero con más años en el archivo del blog y, espero, con todos vosotros.

Aunque solo he escrito 26 entradas, incluida esta (culpo la falta de tiempo de eso), espero superar ese número (con creces) durante este año. Sin embargo, como este blog no sería nada sin vosotros, aunque sí que es verdad que a mí me sirve como terapia (dejé mi diario de lado y, desde entonces, ahorro bastante en papel y boli), quiero recordaros que podéis sugerir temas de los que queráis que hable, cualquier cosa que os llame la atención del mundo de la localización de los videojuegos, cualquier historieta del abuelo cebolleta que queráis que os cuente de la vida de un tester o, simplemente, truquillos para sobrevivir en este mundillo, ya sabéis dónde encontrar mi correo electrónico o dónde se encuentra el espacio de comentarios.

*scroll down*

Muchas gracias por todo, y que cumplamos muchos más.