Muchos
habréis oído ya que, a mediados del mes pasado, hubo una charla sobre blogs
en Barcelona organizada por APTIC, en la que Olli Carreira y Pablo Muñoz, además de Clara Guelbenzu y Martine Fernández, nos explicaron
las maravillas de la blogosfera y lo bien que les ha venido darse a conocer en
el mundo traductoril mediante sus blogs. Si os lo perdisteis, no os preocupéis
porque tanto Martine
como Aida (aquí,
aquí
y aquí)
lo han resumido maravillosamente. Mi asistencia a esa charla fue el principio
de un mes acelerado en el que apenas he tenido tiempo ni para darme cuenta
de lo que me estaba pasando.
Gracias
a Nieves Gamonal (Neus para los amigos), quien
amablemente cedió el sofá de su humilde (pero preciosa) morada para que
durmiese cuatro días, tuve la suerte de tener también mi ratito de gloria
el día antes de la charla sobre blogs. Aprovechando que estaba por tierras
catalanas y que Nieves justo tenía ese viernes la clase de videojuegos del
Máster que está estudiando (la cual impartía Carme Mangiron), me sugirió
que fuese a dar una charla sobre videojuegos y cómo meterse en el mundillo.
Hablé con Carme y accedió a que fuese a sus clases (el mismo día daba dos
sesiones: una para los de catalán y otra para los de castellano) a hablar durante
20 minutillos sobre mi experiencia cómo empecé y cómo
he llegado hasta donde estoy (así, a pelo; sin «pagüer poin» ni na’).
Empecé
con el grupo de castellano; les conté, más o menos, cómo había empezado en el
mundillo y les di tres pinceladas sobre lo que podrían hacer si querían
dedicarse a esto. Después, hubo turno de preguntas y, no sé si porque no había
muchos interesados en el tema o porque se lo había dejado todo tan tan claro
que no tenían preguntas, costó que alguien levantase la mano. Eso sí, debo dar
las gracias al par de valientes que sí que hicieron preguntas, porque me
hicieron darme cuenta de las dudas que tiene la gente cuando empieza (no, no
todos tienen las mismas dudas que yo tenía) y, de esa forma, sé qué cosas debo
añadir en mis presentaciones. Al final de la clase, dos chicas se me acercaron
(lo siento, ¡olvidé vuestros nombres! Si leéis esto, recordádmelos, please)
para hacerme un par de preguntas sobre dónde encontrar trabajo en videojuegos.
Después, llegó el turno de la clase de Nieves. Aquí fue cuando Carme
Mangiron decidió preguntar a los presentes que quién me conocía (bien
porque seguían mi blog o bien porque me seguían en Twitter)... ¡Imaginaos la
cara que puse cuando la clase entera (19 alumnos) levantó la mano! *Tierra,
trágame* (desde aquí, quiero agradecerles a todos esos alumnos de Carme a
que hagan que mi trabajo en la red valga la pena). La charla fue más o menos la
misma y esta vez hubo bastantes más preguntas.
No os
podéis imaginar lo bien que me sentí al poder ver que había gente interesada
en el mundillo de los videojuegos, al ver que mis palabras les habían
abierto (aunque solo fuese un poco) los ojos. Lo habría hecho al
día siguiente y al otro y al otro. Con que, de todos ellos, solo uno
consiguiese llegar a ser localizador de videojuegos, me habría dado con un
canto en los dientes.
Pero la
cosa no acabó ahí. Hace ya un par de meses, la Universitat
de Vic (UVic) me contactó para ir a hablar sobre movilidad
estudiantil y la experiencia de irse a vivir en el extranjero, ya que se
celebraba el «International
Workshops on Higher Education» durante la segunda semana de diciembre.
Por supuesto, acepté, porque volver a la universidad que te formó es siempre un
placer, pero hacer algo para ellos es aún mejor.
La
charla fue la mañana del martes 13 (no te cases ni te embarques), y también tocó
repetirla por la tarde. Compartiendo mesa redonda había otros dos exalumnos
de la UVic, Marta (actualmente estudiante de Doctorado en Alemania y
quien había vivido en India durante un verano) y Adrià (quien fue
compañero de residencia y que, además de un Erasmus en EE. UU., ahora vive
en el extranjero). Además, también estaba Adriana Pérez, coordinadora
del Erasmus Student Network, una red internacional de estudiantes de
Erasmus. Cada uno explicó su experiencia viviendo en el extranjero, bien
como estudiantes de Erasmus, bien como estudiantes de doctorado o bien como
trabajadores. El objetivo era motivar a los estudiantes para que aprovechasen
las facilidades que da la universidad para irse de Erasmus o irse después de la
carrera a vivir o estudiar en el extranjero, ya que es una experiencia que
no solo te enriquece como persona sino que también enriquece tu
currículo y, en general, te beneficia a la hora de encontrar trabajo.
De nuevo, la experiencia fue increíble, ya no por haber intentado que
algo dentro de las cabecitas de los estudiantes se mueva y les motive para dar
el salto, sino también porque aprendí las buenas experiencias que han tenido
otros y que, estés en Inglaterra, Alemania, Suiza o Qatar (o Catar, como
gustéis), todos lo hemos vivido ese descubrimiento de otra cultura de la
misma forma. Así que, desde aquí, animo a todos los estudiantes de
Traducción (y de cualquier otra carrera) a hacer un Erasmus uno de los años. Y,
si no, a irse a vivir al extranjero una temporada, como
bien hice yo hace siete años. Al acabar, les enseñé una presentación con
algunas fotos sobre Londres, para motivarlos a que vean mundo, que hay
cosas muy bonitas ahí fuera.
Por
último, llegó el día de la presentación de videojuegos que me habían
pedido hacer para los estudiantes de Traducción Audiovisual de la UVic,
asignatura que yo también hice en su día y que se convirtió en mi asignatura
preferida. La petición corrió a cargo de Eva Espasa, la profesora de esa
asignatura pero al catalán, después de reencontrarnos en el Media4All y charlar
durante un buen rato, y yo comentarle que me encantaría ir a mi antigua
universidad a dar alguna charla para motivar a los alumnos. Por supuesto,
cuando me lo pidió, no dudé ni un segundo en decir que sí.
La
charla empezó tarde, pero no me importó, porque así me fui tranquilizando y,
además, aproveché para hablar con Eva y también con Àngel Tortadès, el
profesor de alemán. Mientras seguíamos esperando a algunos alumnos (estaban
en una de las charlas que se daban en otro edificio), pasó Xus Ugarte, mi
profesora de Interpretación, que, aunque solo la tuve un año, guardo mucho
cariño de ella y de su asignatura (cuyos trucos y consejos he podido aplicar en
las pocas interpretaciones que he hecho y, sobre todo, cuando voy a Mallorca
con mi novio y tengo que pasarme 24 horas interpretando). Ambos comentaron que
se quedarían a escuchar mi charla... ¡Imaginaos mi ilusión! ¡Yo dando una
charla a tres de mis profesores de la universidad!
Por fin
llegaron los alumnos que faltaban y Francesca Bartrina, la que fue mi
profesora de Traducción Audiovisual dos años, venía con ellos. La charla tenía
que durar 45 minutos, en los que tenía que hablar sobre localización y testeo
de videojuegos, y darles unos cuantos consejillos para empezar una vez que
acabasen la carrera (que, de hecho, deberían empezar a llevarlos a la práctica
hoy mismo). Les conté un poco cosas que ya había explicado en otras ponencias, como
la de videojuegos que se hizo en Barcelona o el Media4All,
y que expliqué a lo largo de varias entradas (I,
II,
III
y IV).
Por supuesto, no lo expliqué TODO, pero sí que cogí pinceladas para que
tuviesen una idea de cómo es el mundillo de la localización de de
videojuegos y de testeo y, a ello, le añadí una tercera parte sobre
aquello imprescindible para convertirse en Traductores 2.0.
No sé ni
cuánto duró la charla, porque como había empezado bastante tarde, fui un poco
acelerada, pero la tanda de preguntas la tuvimos que hacer en el bar, porque
en el aula en la que estábamos tocaba clase de interpretación. Y al bar que
nos fuimos. Allí, me rodearon varios alumnos de traducción y me acosaron
(placenteramente) a preguntas. Me acordé de que yo también sentía la misma
desesperación por saber qué hacer cuando todo acabase, por entender que, aunque
seamos novatos, vale más la pena cobrar más pero pagar a alguien con más
experiencia para que nos corrija el texto, que no caer en el bucle infinito de
cobrar demasiado poco. Tenían muchas preguntas, muchas dudas, muchas cosas
que no entendían, pero intenté hacerlo lo mejor posible para responder a todas
las posibles dudas que pudiesen tener. Y parece que les sirvió de mucho la
charla y, sobre todo, les motivé a no desanimarse, a pesar de que los primeros
intentos de enviar currículos fuesen un poco frustrantes. Ya veremos dentro de
unos meses.
De
momento, contaros que he disfrutado mucho con la experiencia. Os animo a que
deis alguna charla a los alumnos de vuestras antiguas universidades y veréis lo
maravilloso que es ayudar a mostrarles un pequeño camino a esos estudiantes.
¡Ojalá a mí me hubiesen hecho algo así cuando estaba en la universidad!
Por
cierto, hablando con Xus Ugarte, me dijo que la UVic tenía un blog sobre
traducción (y lingüística) llamado Tradiling.
Le he echado un ojo y tiene buena pinta, así que os aconsejo que lo sigáis,
porque tiene cosas muy interesantes.