miércoles, 13 de abril de 2011

Un fin de semana «traductoril» en Valencia (Parte I)

Llevábamos meses preparándolo, haciendo planes, hablando con unos y con otros, comentando quién iba a ir y quién no y dónde nos alojaríamos. Mientras esperábamos, algunos tuvieron otros compromisos como conferenciantes; otros leían las crónicas de esas presentaciones. Pero, al final, llegó el momento de encontrarnos en Valencia, donde aproveché para introducir al mundo tuitero-bloguero-traductoril a una gran amiga que ha estado trabajando duro detrás de bambalinas: Vanessa Lorite (Paloma para algunos; Lorena para otros). Y con ella es con quien escribo esta crónica, aprovechando que le ha gustado el mundo cibernético (por cierto, se creó una cuenta de Twitter, @valocor, por si queréis seguirla) y de que quiere estrenarse en esto (me ha contado un pajarito que, muy pronto, ella también tendrá un blog… Shhhh, ¡es un secreto!).

Llegó el viernes y, con él, los nervios. Nervios por ver a algunos conocidos (Pablo Muñoz y Lluís Cavallé) y por conocer a otros con los que he estado hablando de forma virtual y cuya imagen era, para mí, una imagen chiquitita al lado de sus comentarios de Twitter o Facebook. Creyendo que el curso de Word que impartía el archiconocido Xosé Castro empezaba a las 16.00 h, llegamos allí a las cuatro menos cuarto… Y no había ni un alma. Preguntamos en recepción y nos dijeron que empezaba a las 16.30 h. Chachi. Era el momento perfecto para ir a disfrutar del sol. Volvimos al cabo de media hora y, ahora sí, ya se oía el bullicio de la gente que esperaba que comenzase el curso. En el recibidor del sótano reconocí a Manuel Saavedra y a Jordi Balcells. Después Ana Rubio e Irene Sánchez se presentaron (cómo cambia la gente de la minifoto del Twitter a la realidad… Para bien, claro, la gente es siempre más guapa en persona). Poco después llegó Pablo con Judit, y también descubrí que, por ahí, andaban Lluís y Marta Ortells.

No sé si a ti te pasa, Vanessa, pero cuando desvirtualizas a alguien (¡qué raro suena!) con el/la que llevas meses hablando a través de una pantalla de ordenador es algo extraño, a la vez que emocionante. Podemos ocultarnos detrás de ese iconito con nuestra imagen (o lo que sea que usamos), detrás de esos 140 caracteres. Pero al conocer a alguien ya en persona, no hay forma de ocultarte: eres lo que eres.

Bueno, Curri, en mi caso, no conocía a nadie de los mencionados arriba, ni en persona ni virtualmente, pero la verdad es que estaba muy ilusionada porque me habías hablado muy bien de todos ellos y, bueno, no me decepcionó ninguno J Me alegro mucho de haberlos conocido a tod@s y, además, en persona directamente. Esta vez, la relación será a la inversa: primero nos conocemos en persona y, después, podremos seguir en contacto de forma virtual, ya que Curri no ha dudado un instante en introducirme en el mundo tuitero

Tras las presentaciones, entramos en la sala donde Xosé estaba preparándolo todo, nos aposentamos al final del todo, descubrimos las chuches que nos habían dejado como obsequio y pensamos: «¡Me encanta!». Y empezó el curso. Los que ya conocen a Xosé, sabrán qué tipo de cursos hace, muy cómicos y, sobre todo, dejando que la gente colabore. Vamos, ideal de la muerte: aprendes al tiempo que haces risoterapia.

Es verdad, Curri. Para mí fue una experiencia totalmente nueva. Nunca había acudido a un taller de traducción y corrección propiamente dicho, pero desde luego estrenarme en esto con la charla de Xosé ha sido una suerte. Como mencionaba Curri, aprender divirtiéndote es, sin duda, la mejor forma de motivarte e interesarte por algo. Desde luego, ha sido una conferencia diferente a todas las que he acudido anteriormente. Xosé actuó de una manera tan natural que creo que tod@s nos sentimos parte activa del taller, en el que por supuesto, nos hizo totalmente partícipes y nos animó a colaborar en todo momento.

Sobre el curso, aunque no queremos haceros una lista de todos los truquitos (más que nada, por no chafarle el negocio a Xosé y, sobre todo, porque necesitaríamos varias entradas para ello), sí que queremos compartir la experiencia positiva que vivimos.

1. Hay que conocer y dominar el Word (y el resto de programas que usamos para traducir) más que a nosotros mismos, porque de ello depende nuestra productividad. Al fin y al cabo, es nuestra máquina de hacer dinero. Cada vez que queremos buscar algo en internet, o consultar el glosario que el cliente nos ha enviado, o ver el correo que nos acaban de enviar con una oferta de trabajo «soltamos» el teclado y movemos la mano al ratón, buscamos el cursor y elegimos la opción que queremos, perdemos unos 5 segundos. Al cabo de unas horas, esos 5 segundos se convierten en valiosos minutos que podrías dedicar a descansar, a mirar por la ventana o hacerte una manzanilla.

2. Nadie nace aprendido ni con la lista de atajos del Word metida en la cabeza, así que, aunque no nos guste, para aprender, primero tendremos que saber qué combinación de teclas hace qué o qué combinaciones podemos asignarle a otras acciones que nos interesen. Y, después, practicarlo, practicarlo mucho para que se transforme en algo innato, como el Ctrl + G (o Ctrl + S, si tu Word es inglés) para guardar el documento siempre que nos detengamos, aunque sea para rascarnos la nariz. Y para demostrarnos que vale la pena perder un rato (o unos días) intentando aprender todos los trucos que nos daba, hizo la prueba con un voluntario: Xosé cronometró el tiempo que tardaríamos en hacer algo usando el ratón y, después, cronometró cuánto tardaba él en hacer lo mismo pero sin usar el ratón. A mí, me convenció, oiga.

3. Absolutamente todos los elementos de los menús y las acciones de Word (y, por extensión, el resto de programas de Office) pueden personalizarse y pueden recibir una combinación de teclas. Todo es ponerse un día, buscar qué nos interesa utilizar y personalizarlo a nuestro gusto.

4. Las opciones dentro de la configuración de Word que vienen por defecto suelen ser bastante molestas.


Por ejemplo, Si vais a Herramientas > Opciones, veréis que hay montones de pestañas y opciones para seleccionar. Seguro que la mayoría jamás las ha tocado. Yo (Curri) confieso que, en algunas pestañas, sí que he cambiado cosas, pero nunca he llegado a entender todos y cada uno de los puntos, así que, os aconsejo que activéis la Ayuda de esa ventana. Para ello, abrid la ventana Herramientas > Opciones y haced clic en el interrogante al lado de la cruz para cerrar la ventana, y os saldrá esto →

Si le dáis a cada uno de los enlaces, os sale la explicación de las pestañas y de cada elemento que hay en ellas.

5. Lo mismo habría que hacer con la autocorrección, que suele tener combinaciones de caracteres que pueden molestarnos bastante. Elimina todo aquello que no te interese (mejor, dicho, elimínalo todo), y añade todo aquello que vaya a serte útil que Word te lo autocorrija, como (R) por ®, o << y >> por « y ». Hay que usar esta autocorrección para hacernos la vida más fácil, no para que tengamos que deshacer lo que a Word le parece J

6. Desde luego, uno de los trucos más interesantes fue la creación de macros. No sé vosotros, pero siempre las hemos considerado un tabú, «algo al alcance de unos pocos elegidos». J Y, desde luego, Xosé nos hizo ver que no es tan fiero el león como lo pintan. Para evitar repetirnos, podéis consultar el blog de Pablo, que seguro que os sorprende. Eso sí, ¡animaos a probar suerte!

7. Todo lo que está en Office 2003, también está en Office 2007 y 2010. Solo hay que buscarlo J Incluso puedes añadir el menú de Office 2003 si quieres (Pablo lo ha explicado muy bien, así que, no vamos a repetirnos).

Al acabar, ya no quedaban chuches y teníamos la cabeza llena de ideas y buenas proposiciones. Pero lo mejor estaba aún por llegar: cena, copas y cotilleos. La noche se nos hizo corta porque había que madrugar al día siguiente, pero valió la pena.

Os invitamos a visitar las bitácoras de otros traductores que también comentaron sobre el curso, como por ejemplo, Pablo, quien hizo un buen resumen de lo principal. También Judith Carrera y Carolina Rodrigo hicieron una buena crónica del fin de semana traductoril. Si no os basta, hemos encontrado a dos traductoras más que no conocíamos, pero que también han sabido plasmar muy bien lo interesante y productivo que fue el fin de semana: Ana Belén y, de una forma un poco más personal, Empar Paredes.

¡Muy pronto habrá más!

10 comentarios:

  1. La primera vez que me he encontrado el cambio de persona parecía que estuviera leyendo a Gollum. ¡De buen rollo, eh! Igual habría que añadir algo de formato (colores, por ejemplo) para distinguir cuándo habla Curri y cuándo Paloma... digo, Vanessa. Ahora que pienso, tiene cara de Paloma. xD

    En lugar de tener una macro en la muñeca para darle a Ctrl+G cada diez segundos sin pestañear, prefiero configurar el guardado automático de Word al mínimo, un minuto. Así es como tener Deja Vu X (ni tiene botón de guardado) o Google Docs.

    Me ha gustado tu entrada, se nota que te emocionó conocer en persona a gente con la que hablas por Internet a menudo. A mí también me emocionó ;)

    ResponderEliminar
  2. ¡Genial entrada! Pero una cosa... ¿por qué tenías nervios de verme? xD

    Sin duda, me quedo con esta frase:

    "No sé si a ti te pasa, Vanessa, pero cuando desvirtualizas a alguien (¡qué raro suena!) con el/la que llevas meses hablando a través de una pantalla de ordenador es algo extraño, a la vez que emocionante. Podemos ocultarnos detrás de ese iconito con nuestra imagen (o lo que sea que usamos), detrás de esos 140 caracteres. Pero al conocer a alguien ya en persona, no hay forma de ocultarte: eres lo que eres."

    Parece una tontería, pero comprendo esa sensación muy bien ahora que he desvirtualizado bastante. ;)

    ¡Queremos la segunda parte ya! :)

    ResponderEliminar
  3. Ya le dije a Curri que era un poco raro eso del cambio de persona... Quizás se podrían haber usado colores para distinguir a una persona u otra, eso no se me ocurrió decírtelo. ;)

    ResponderEliminar
  4. A ver, señores, ¿ustedes nunca han ido al teatro? :)
    Cuando no hay nombre, hablamos las dos, al tiempo, como las gemelas. Cuando la una le habla a la otra (y, por lo tanto, a ustedes), pone el nombre de la otra, quitando cuando yo he puesto en un momento (Curri). Qué poca imaginación tenéis ;)

    Vanessa me dijo lo de los colores, pero es que si no sería un cachondeo, aquí, todo de colorines como los niños pequeños ;)

    Lo importante es la originalidad... ¿A que nunca habíais leído una entrada de blog así? ;)

    Muchas gracias a los dos por pasaros ^_^

    PD: Sé que es confuso. Estuvimos barajando varias opciones y ninguna nos acababa de convencer...

    ResponderEliminar
  5. No nos digáis eso... con lo que nos ha costado decidirnos por un método más o menos consensuado... :D Si es que hemos intentado hacer algo un poco diferente, pero no nos decidíamos por cómo introducir las personas. Barajamos la posibilidad de los colores, pero a Curri no le convencían mucho ;)

    ResponderEliminar
  6. Hola Curri y Vanessa,

    ¡Fantástica entrada! A mi me pasa como a Pablo con lo de los nervios... En todo caso, está claro que jornadas así molan no sólo por aprender (curso fantástico pero mortal por la falta de pausas), también para desvirtualizar y reencontrarte con compañeros del mundillo.

    El rollo de las dos hablando, muy original. Pero creo que algún colorín o algún icono/avatar hubiera estado bien :P
    Saludos!!!

    ResponderEliminar
  7. Hola gemelas:

    Gracias por vuestra crónica. Yo solo añadiría: ¿para cuándo la siguiente quedada? :)

    ResponderEliminar
  8. Tienes razón en eso de desvirtualizar, aunque yo me vuelvo un ser introvertido que además nunca he sido. Para el detalle de las chuches hacía falta un botón de "Me gusta".

    Por suerte la lista de atajos la tengo grabada a fuego de una vez que se me estropeó el ratón y tuve que tirar un día teclado en mano. Fue tan traumático que ahora me los sé todos y los uso (casi) siempre. Además, para hacer macros va de lujo.

    Detalle curioso: estoy haciendo una ficha sobre una cantante de música medieval que se llama...¡Vanessa Paloma! ¿No llevarás una doble vida?

    En fin, veo que no os he terminado de ayudar con lo de la doble conversación, pero oye, a mí me ha gustado ^^

    ResponderEliminar
  9. Ana: Por mí, empezamos a organizarlo ya. Vamos, podríamos hasta hacer un «Curso de cocina rápida para traductores que tienen que hacerse la comida al tiempo que acaban con un proyecto, tuitean las últimas noticias, publican en facebook las fotos de la última quedada y, además, tienen que limpiar la casa».
    ¿Quién se apunta? ^_^

    Neusita: Sí. Creo que falta un botón de «Me gusta» en muchas cosas en este mundo... Nadie nos entiende.
    A mí me gusta la idea que nos diste. Y a Vanessa también le gustó, y eso es lo importante. Si queréis, pruebo, además, en poner colores, y votáis. Aunque creo que quedará aún peor, ahí todo colorido :) ¡A lo mejor me llaman de Madrid y todo para que promocione el orgullo gay!

    ResponderEliminar
  10. Al empezar a leer la entrada también he pensado en lo de los colores para distinguir cuándo habla una y cuándo habla otra, pero tu explicación en los comentarios me ha convencido. Aunque también me parece buena solución lo del avatar o también se podría usar un cambio de fuente, en vez del color...

    Lo del curso de cocina rápida... también me parece buena idea. ¿Quién lo impartiría?

    ResponderEliminar

Cuéntame lo que piensas... ¡No te cortes!